Crónica de un amor tormentoso
¿Cómo empezar a contar esta historia? Supongo que por el principio, el principio de mi fin.
Agosto 31, 8:00pm
Era el cumpleaños de una de mis mejores amigas, fuimos a cenar para celebrar, pero ella estaba triste ya que todas sus amigas se negaron a salir con ella. Como es costumbre, la incité a salir a un antro.
Llegamos al antro y nos topamos a muchas personas, amigos míos. Nos cambiaron de mesa varias veces y al final ninguna nos gustó. Salvo una, caminamos hacia mis amigos y entre ellos, logré verlo a él. Un hombre que siempre me invitaba a salir y al que yo jamás le hacía caso. Pero tenía buena mesa, ¿qué podía salir mal?
Se hizo septiembre y cuando menos lo esperaba, terminé hablando con él todos los días. Sorprendentemente me cayó bien, nos llevábamos tan bien que me arrepentí por no haberle hecho caso antes. Hablábamos de todo, del clima, de viajes, de amigos, del gym, de perritos, de lugares, de fiestas, de psicología, de todo.
Al principio no me trataba de ligar, solo éramos unos amigos conociéndonos y llevándonos bien. Pasaron aproximadamente 8 días de hablar todo el tiempo y me invitó a salir. Salimos, se llevó bien con mi mejor amiga, yo con sus amigos, todo estuvo increíble.
Las primeras red flag que ignoré fueron cuando dijo que su ex estaba loca y que lo seguía buscando pero él no respondía, que no quería que yo por ningún motivo hablara con mi ex (así se estuviera muriendo), y que estaba harto de las mujeres que tenían ansiedad.
En este momento de mi vida, yo tenía pocas semanas de haber dejado mis medicinas (ansiolítico y antidepresivo), por lo cual estaba aún más vulnerable y de algún modo “orgullosa” por ya no estar tomándolas (aunque me las había quitado yo sola).
Me la estaba pasando tan bien saliendo y hablando con él que, también decidí ignorar que uno de sus mejores amigos había inventado cosas de mí. Al principio esto no era un problema porque lo hablamos y decidimos confiar en nosotros.
Septiembre 15
Fue hasta este día que supe que no podía confiar en él. Habíamos hecho planes de pasar este día juntos, con nuestros amigos. Me puso mil excusas y al final, nos terminamos viendo a la 1:30 de la mañana. Fue nuestra primera pelea. Todo iba bien al llegar a la fiesta hasta que llegó su amigo y le ocasionó inseguridad.
Me pidió que lo besara para que su amigo respetara nuestra “relación”, aunque claramente sólo quería marcar territorio. Me reclamó mucho por haberlo saludado, ya que “no debía ni siquiera voltear a verlo”. En ese momento no me pareció algo negativo, al contrario, pensé que me estaba cuidando de su amigo y de malentendidos.
A partir de este día, cuando se enojaba o algo no le parecía, yo trataba de calmarlo y de explicarle las cosas, sin embargo, él solía enojarse y empujarme, a veces normal, a veces más fuerte. Al principio no me asustaba, pero conforme pasó el tiempo, me fui dando cuenta de que su enojo era verdad y empezó a darme miedo de que algún día me fuera a aventar fuerte o a golpearme.
Tomó mucho y tenía mucho sueño, decidimos irnos. En el camino me llamó muchas veces, no contesté porque iba manejando, segundo error de Ana en la noche. Le cogí la llamada y comenzó a llorar, estaba triste y decepcionado porque había dejado que manejara ebrio y con sueño y, eso no hacen las parejas. Dijo que había chocado hace meses por quedarse dormido y que parecía que a mí no me importaba. Teníamos 15 días de hablar.
En la llamada de una hora, me “abrió su corazón” diciéndome que debido a sus relaciones pasadas no podía confiar fácilmente y que temía que yo le hiciera daño. Me hizo prometer que no le iba a romper el corazón y que de ahora en adelante iba a “cuidar de él”, ya que él iba a hacer lo mismo. Spoiler alert: no lo hizo.
Septiembre 17
Me sentí importante porque me invitó a casa de su mejor amigo (y todos decían que él no invitaba a nadie) Fuimos y nos la pasamos muy bien, hasta que, uno de sus amigos me habló y nos caímos bien. Su amigo tenía novia y estaba ahí.
Me reclamó feo porqué había estado hablando con él. Gracioso porque, él se la pasó en la cochera hablando por teléfono riéndose. Sus amigas me lanzaban indirectas de que yo no era la única con la que él salía. Le dije y me juró que sí lo era, que sus amigas estaban celosas de lo bien que estábamos juntos.
Recuerdo que hacía frío y yo estaba usando una chaqueta. En la casa había calentador, así que me quité la chaqueta y claramente se enojó “Te la quitas para que mi amigo te vea, enséñalas más, estabas esperando a que volteara para quitártela” dijo.
De nuevo se puso borracho y dejó su carro ahí. En la mañana lo acompañé por él y me presentó como su novia a todos sus amigos.
Pasaron los días y se hizo viernes. Yo había quedado de salir con mi mejor amigo y mi mejor amiga, así que fui con ellos. Se la pasó mandándome mensajes como “¿con quién estás?”, “No me engañes”, “Ven” y el último fue “Si me quisieras, vendrías”. Así que fui hasta la casa de uno de sus amigos para verlo. Nos la pasamos muy bien, y, a decir verdad, me sentí querida porque fue muy insistente quería verme.
Otra vez se alejaba y se perdía. Me reclamó porque no le preguntaba dónde había estado, y se sintió mal porque “le demostraba que no lo quería ni me importaba”. Ese día decidí actuar como él quería; Preguntarle dónde estaba todo el tiempo y con quién. Él parecía feliz.
Pasaron los días y estuvimos viendo una película en su casa. Los dos estábamos bien, todo parecía estar bien. Dos días después me invitó a su casa pero era el cumpleaños de mi mejor amiga e iba a ir con ella. Me dijo “prefieres ir de putería que comer pizza y ver una película conmigo”.
A esta fecha, él ya me había pedido que fuera su novia aproximadamente tres veces, pero yo le decía que no. Me gustaba y lo quería, pero no sentía que fuera buena idea ser su novia, o no sé. Él se enojaba porque yo no tomaba en serio su pregunta, pero después se le pasaba si lo abrazaba o si dejaba que marcara su territorio conmigo delante de sus amigos.
Septiembre 25
Tenía todo un día desaparecido. Quedamos de vernos y le mandé muchos mensajes, le llamé pero no respondía. Me dijo que quería estar solo y que no me quería ver. Lo entendí y lo dejé “estar solo”. Vi historias de él tomando y siendo feliz con sus amigos.
Me llamó muchas veces llorando y diciendo que se quería morir, que me necesitaba, que estaba a punto de suicidarse. No me quería decir dónde estaba, eran las dos de la mañana. Estuve hablando con él hasta las cuatro. Al final me dijo “te necesito, sólo quiero abrazarte, eres lo único que me hace querer vivir, ¿Puedes venir a mi casa? Fui inmediatamente y me encontré con un hombre destrozado, llorando mucho y lamentándose.
Dijo que nadie había hecho eso por él, dejarlo todo para ir porque se sentía mal, que iba a estar conmigo siempre. Me sentí necesitada, querida, valorada. Como si por fin hubiera entendido que sí lo quería y sí iba a estar para él y sólo para él.
Septiembre 27
Dos días seguidos en los que sus únicos mensajes fueron “buenos días”. Le dije que me sentía triste porque pasé toda una noche consolándolo y ahora él sólo me ignoraba. Su única respuesta fue “No seas tóxica”.
Septiembre 28
Al fin me atreví a decirle “Ya no quiero esto”, su respuesta fue decirme que tenía problemas familiares, que ya no tenía amigos en quién confiar y que no me podía dar su atención como antes lo hacía. Me dijo que quería estar bien conmigo y que no quería que lo nuestro se acabara. Accedí a quedarme con él a pesar de eso.
Octubre 2
Estaba enfermo y se sentía mal, le llevé de cenar y sueros. Era el festejo de una amiga así que iba a salir. En lugar de agradecerme por lo que le llevé, me dijo que era imposible que fuera a salir así a la calle, que no debía usar esos vestidos y que “entonces ya qué quería hacer saliendo de esa forma: a ligar con todos”.
Le dije que me dijera si no quería que fuera con mi amiga y se negó, me trató mal y me dijo que me fuera. Yo, enojada, le hice caso. Me sentí la peor persona del mundo porque como él había dicho “Yo enfermo y tú saliendo como si nada”. Así que me fui temprano a mi casa, no soportaba la culpa de haber salido.
A este punto, él tenía que revisar mis llamadas cuando alguien me marcaba porque, tenía que ver que yo dijera la verdad y que en verdad eran mis amigas o mi mamá la que me hablaba. Al final opté por contestar todas las llamadas en altavoz para no tener problemas con él, al fin y al cabo, no tenía nada qué ocultar. Él era feliz y yo ya me había acostumbrado.
Octubre 7
De nuevo un día entero sin contestarme, cuando de repente me llega un “vamos a vernos” a las cuatro y media de la mañana. En la mañana que vi el mensaje le pregunté qué había pasado, dónde había estado. No me contestó. Sólo dijo que se sentía mal de nuevo y que quería estar solo.
Se hace de noche y veo historias suyas cenando con alguien en su casa. Dos vasos, dos platos y una película de fondo. Sentí que se me salía el corazón. ¿Cómo podía hacerme eso después de todo? Le dije “A partir de hoy los dos estamos solteros, haz lo que quieras con quien quieras” y lo bloqueé.
Octubre 9
Fui con mis amigos al bar de siempre, me lo topé de frente, pero lo ignoré. Después de horas el alcohol hizo efecto y le llamé. “Hola, mi amor” contestó. Me enojé porque me habló como si nada hubiera pasado. Me dijo que tenía fiesta en su casa así que fui.
En el momento en el que llegué a su casa me empezó a explicar todo, me contó que se había peleado con alguien pero le daba vergüenza contarme así que decidió no contestarme. Los vasos y la historia fue con su mejor amiga y me juró que nada qué ver. Cuando entramos, le pidió a ella que me explicara y efectivamente “confirmó” su explicación.
Había dos o tres mujeres que le tiraban la onda, pero él se la pasó diciendo que yo era su novia, abrazándome, besándome y siendo romántico. Me contentó.
Le dije “Cortamos…” y respondió “No. Tú pensaste que habías terminado conmigo, pero no es cierto, tú y yo nunca vamos a terminar”. Esas palabras se sintieron bien en ese entonces, ahora sé que me tenían que dar miedo.
A lo largo de la “relación” se la pasó haciéndome sentir mal por tener el cabello pelirrojo. Le hacía muy feliz decirme que era falsa y que todo lo “bonito” que la gente veía en mí, era una mentira. Poco a poco comencé a creérmelo y a decírmelo a mí misma. Por lo que, cada vez que veía a una mujer viéndolo o a él viendo a alguien, me sentía en desventaja ya que, ellas sí eran “reales”, su belleza sí era real.
Octubre 13
Llevaba enfermo de gripe dos días, le llevé tacos el día anterior y quedamos de ir a comer o a cenar al día siguiente (o sea el 14). Yo no le creía que estaba enfermo porque ya me había dicho muchas mentiras. Me dijo “¿por qué hoy no cenamos?”, le contesté “porque ya había quedado desde la semana pasada de ir con mis amigas a un antro”. Se enojó y me dijo que fuera al antro, que “prefería andar en el pedo que con él”, le dije que, si quería, no iba y me quedaba con él, pero me dijo que me fuera con mis amigas.
Me empezó a contestar feo y luego me dejó de contestar. Había momentos en los que mi verdadero yo despertaba y quería tomar las riendas así que le dije “Dime ya si quieres estar conmigo o si sólo quieres sexo para yo también ligar con otras personas”, a lo que no hubo respuesta. Esto fue a las 3pm.
A las 10pm llegué al antro y me llamó. Me preguntó si podía ir conmigo, le dije “como quieras”.
Estaba con mis amigas pidiendo bebidas cuando cruzó la puerta. Caminó directo hacia mí y me jaló del brazo diciéndome “A ver, a ver, a ver, ¿Tú qué traes? ¿Qué te pasa diciéndome esas cosas?” Le expliqué cómo me sentía, las cosas que había visto y lo que me hacía dudar de él, a lo que respondió “Contigo tengo todo, no necesito hablar con nadie más, sólo deja de decir pendejadas” y me abrazó para luego presentarse con mis amigos.
Esta fecha es importante porque también es el día en que me presentó a un amigo suyo, fuimos a su casa y se la pasó diciendo que todos mis amigos querían conmigo, que también sus amigos me tiraban la onda y que no confiaba en nadie. Presumió con su amigo y su novia que no habíamos durado más de 2 días sin hablar y que cuando pasaba eso, o él me marcaba o yo le marcaba. Lo presumía diciendo “Ni ella puede estar sin hablarme ni yo puedo estar sin hablarle a ella”. En ese momento me pareció súper romántico, ahora me parece enfermo.
Octubre 20
Desde octubre 15 no me contestaba. Es innecesario excusarme en que yo estaba muy dañada y que quería estar con él a pesar de todo. Salí con mis amigas en la noche, el alcohol volvió a hacer de las suyas y le llamé, pero no contestó. Yo de verdad quería hablar con él, de lo que sea, pelear, hablar, lo que sea pero ya no quería que pasaran más días así. Como no me contestó y literalmente ignoró mis mensajes, exploté.
Le empecé a decir que estaba harta de estar esperando sus mensajes, sus llamadas, de que jugara conmigo. Exploté feo que hasta le dije “ni tu amigo patán haría esto”, con esa frase ardió Troya. Me acusó de haberme acostado con su amigo, de haber andado con él, de todo lo que le fue posible imaginarse. Me habló horrible, más feo de lo normal, me dijo “Pues si es tan bueno, vete a cogértelo” Y estallé y por fin le dije “Lo único que he hecho es respetar lo que tengo contigo, pero nunca es suficiente, nunca es suficiente lo que hago” A lo que él se reía y me decía “Pero estás hablando de mi amigo” y le dije “Ya me cansé de demostrarte cuánto te quiero y cuánto quiero estar contigo” A lo que jamás tuve respuesta.
Octubre 21 El día más esperado
Desde la mañana le mandé mensajes a él disculpándome por siquiera mencionar el nombre de su amigo, me sentía fatal. Sentía que le había dado en su más grande inseguridad y que yo misma había provocado todo, me arrepentía por haberle hecho pasar un mal rato y sólo quería solucionarlo. Le estuve mandando mensajes todo el día pidiéndole que me perdonara por todo, pero nunca tuve respuesta.
Era el cumpleaños de mi prima. Ella me rogó mucho para que fuera a su festejo, yo no quería ir porque no tenía ánimos de nada, pero me convenció. Cuando llegué (al bar de siempre) lo primero que vi fue que él estaba ahí, en otra mesa, pero justo en frente así que decidí irme. Mi prima no dejó que me fuera hasta que llegaran los shots de cumpleañero, entonces accedí.
Al poco tiempo, llegó un hombre a nuestra mesa, amigo de mi prima. Me cayó muy bien y hablamos mucho rato (su novia estaba ahí), no podía haber malentendidos. Pero llegó él a mi mesa y estaba muy enojado. Lo primero que hizo (obviamente) fue marcar territorio. Me abrazó (como si no hubiéramos peleado horrible la noche anterior) y los dos fingimos estar muy bien.
Mi prima me confesó que cuando fue al baño, él había tratado de ligársela y que la había invitado a un after en casa de su amigo. Honestamente, no me sorprendió y no sé por qué pero no me enojé. Después de verme con el amigo de mi prima, se acercó otra vez y me invitó a su after. Convencí al amigo de mi prima y a ella de ir al after y fuimos.
Cuando llegamos, el amigo de mi prima me abrió la puerta del carro y me ayudó a caminar (traía tacones). Cuando alcé la vista estaba él en medio de la calle viéndome como si me fuera a matar apenas me acercara. Sentí una gran culpa a pesar de no haber hecho nada mal.
Nos metimos a la casa y se presentó a él mismo como “el amor de mi vida”, en ese momento me puse feliz porque pensé que lo hacía por romántico, cuando la realidad era que sólo lo hizo para marcar territorio.
Toda la noche se la pasó lejos de mí, alejado con sus amigos, pero siempre sentí su mirada. Incomodaba tanto que mi prima y su amigo me dijeron que le daba miedo el odio con el que me veía así que decidí ya no quedarme callada y enfrentarlo de una vez por todas.
Me acerqué a él y le pedí que me acompañara a afuera. Salimos y le dije que ya quería terminar con él. Que era imposible estar juntos porque siempre estaba alejado, que no parecía mi novio y, sobre todo, que yo ya no podía ni quería más. Él se mostró sorprendido y a la vez ofendido.
Me trató de convencer muchas veces de que estábamos bien y que me quería como a nadie más. Que quería hacer las cosas bien conmigo pero que yo ya la había cagado muchas veces y que, por eso él ya no confiaba en mí. Que siempre estaba con otros hombres y que le daba vergüenza. Después de muchos intentos, al fin aceptó que se había besado con alguien más pero, “Tú también lo has hecho, lo sé” dijo.
Me partió el alma saber lo que él pensaba de mí. Yo no había hecho otra cosa más que quererlo a él, hablar con él y con nadie más, ¡¿Cómo podía pensar que después de todo lo que había hecho por él, me iba a fijar o iba a hacer algo con alguien más?!
Le dije que ya no lo quería ver, que no quería hablar con él, que no quería nada más. Me rogó muchas veces, con lágrimas en los ojos que me quedara, que no me fuera de su lado diciéndome “Lo vamos a arreglar, nosotros siempre lo solucionamos” mientras me abrazaba y me veía con ojos de perrito.
Le dejé en claro que esta vez era en serio y que en verdad lo estaba terminando. Se puso muy triste y me siguió rogando hasta que al final entendió que era en serio. De pronto su tristeza se volvió enojo y me empezó a hablar feo. “¿Quieres terminar? Pues terminamos” dijo.
Octubre 23
Después de dos días de llorar y llorar, me invitaron mis amigos al bar de siempre (quienes no tenían ni idea de lo que estaba pasando entre él y yo) y decidí ir. Para mi sorpresa (en realidad no), ahí estaba él.
Se veía muy mal, triste, cabizbajo. Mis amigas (que tampoco sabían nada de la relación) me dijeron “Ve y dile que quieres arreglar las cosas”, así que fui. Le dije que me perdonara por haberlo terminado, que estaba dispuesta a no cometer más errores y hacer las cosas bien.
Él rápidamente respondió que sí quería arreglar las cosas, pero que de ahora en adelante iba a ser algo casual y nada más. Sinceramente me rompió el corazón. Literalmente pude escuchar cómo se rompía dentro de mí y me fui a mi mesa. Como niña inmadura, comencé a tomar y hacer todo lo que no debía hacer: o sea, hacerle caso a los hombres que me tiraban la onda. Aunque solo bailamos y cantamos, me seguía sintiendo culpable, como si aún estuviera con él.
Al principio, cuando él vio lo que estaba haciendo, se enojó y se quedó sentado mucho tiempo, hasta que se paró y empezó a ligar con alguien. Alguien que, al final de la noche se fue en su camioneta y vi que se estaban besando. Algunas personas dicen “¿Qué necesitas para superarlo de una vez por todas, verlo con alguien más en frente de ti?” Pero no, eso no fue suficiente para mí. Seguía llorando por dentro, quería que fuera yo la persona con la que estaba, quería que me quisiera a mí, ¿De verdad yo era tan difícil de querer?
Diciembre 11
Después de ver mil historias suyas con muchas mujeres diferentes a lo largo de este tiempo separados y haciendo contacto zero, (casi todas las noches me llamaba pero yo no contestaba), este día decidí contestar.
Me preguntó cómo estaba, qué estaba haciendo. Me dijo que quería hablar conmigo, que necesitaba verme. Y es que, yo sólo quería que las cosas salieran bien, que todo saliera bien con él. Aún tenía la esperanza y confiaba ciegamente en que podíamos ser felices juntos si poníamos de nuestra parte.
Me mandó su ubicación y sin pensarlo, fui. Me trató como nunca me había tratado, o sea me trató bien. Estuvo toda la noche al lado mío, y les dijo a todos que yo era su novia, que no había nadie como yo.
No me enorgullece, pero volví a caer. Lo diferente de esta vez fue que me dijo muchas cosas que jamás me había dicho, habló de un futuro juntos y de cómo quería que estuviéramos juntos “ahora sí bien”. Yo me emocioné y le creí.
Diciembre 16
Sin hacer planes juntos, nos topamos en un antro, él con sus amigos y yo con mis amigas. Me dijo que me fuera a su mesa y estuvimos ahí un rato. Después él se fue (con su amigo patán) y le reclamé.
Pasaron unos minutos y se puso como loco porque vio que me había ido a otro lado y me gritó que “¿dónde carajos estaba?” Pero para mi vergüenza, volví a ceder y a decirle dónde y con quién estaba. Llegué a donde me mandó la ubicación y de nuevo hicimos de cuenta como si todo estuviera bien entre los dos.
Diciembre 18
Después de “muchos” días sin pelear, se llegó la próxima pelea. Me invitó a una palapa con sus amigos, pero me dejó sola mucho tiempo, me enojé y le dije que ya me iba. Y sí me fui, pero con él. Cuando llegamos a su casa me puso muchas excusas sobre porqué no podíamos estar juntos y me volví loca. Empezamos a pelear y me dijo que yo siempre estaba con hombres (en este caso, sus amigos con los que me dejó sola por irse a hablar por teléfono).
Al día siguiente, me dijo “parecemos más novios que cuando andábamos, peleamos como novios”. Y no me enorgullece, más bien me avergüenza, pero sentí bonito.
Diciembre 23
No nos íbamos a ver pero terminamos viéndonos. Estabamos en la casa de uno de sus amigos y yo estaba cuidando a una amiga mía porque estaba muy ebria y ella iba a manejar porque yo no me había llevado mi carro.
Un amigo me marcó (conocido de él) y se enfureció. Me reclamó por qué tenía mi número, por qué me hablaba y como era costumbre, le tuve que mandar screenshot de la conversación donde le decía explícitamente “soy la novia de …” Pero como siempre, no fue suficiente y siguió enojado.
Diciembre 25
Quedamos de ir juntos al bar de siempre, con sus amigos, pero me topé a muchos amigos míos así que fui a saludarlos. Él se puso como loco a seguirme por todo el lugar, como si estuviera “checándome” o “cuidando” que no hiciera nada malo. Cada vez que me movía para saludar a alguien, aparecía él atrás de mí con su mirada asesina. Absolutamente todos mis amigos (y amigas) me decían “que miedo, Ana” por la forma en la que me veía y se aparecía en donde estaba yo.
Me enojé muchísimo porque ya había sido muy clara no solamente con palabras, sino con hechos acerca de lo mucho que quería estar con él y sólo con él, como para que sintiera que tenía que estar siguiéndome para asegurarse de que no fuera a engañarlo o algo así.
Después de rato, me acerqué a él para hablarle y decirle que podía confiar en mí pero fue en vano, él estaba enojado como siempre con su ego súper arriba y me hablaba horrible delante de la gente, por lo que decidí alejarme.
Decidí que era suficiente cuando nos fuimos a otro lado (todos sus amigos y nosotros) y un amigo suyo me preguntó algo que me dio risa. Justo en medio de la risa, apareció él atrás y se metió entre los dos. Le empezó a decir cosas al amigo en mala onda y ya no me pareció.
No sé por qué, pero esa fue la gota que derramó el vaso, agarré mi celular y le escribí “Ahora sí bye para siempre”, sé que no creyó porque hasta el día de hoy me sigue llamando y mandando mensajes, que claramente ya no respondo.
Muchas veces pensé que era capaz de golpearme, por sus ataques de ira y coraje, por sus celos, etc. Me da vergüenza contar esta historia porque me desconozco, me alejé tanto de mi familia, de mis amigos, pero sobre todo de mí.
Aun no entiendo cómo fue que permití tantas cosas, pero agradezco estar viva, estar feliz y estar en paz.
Este texto no es sólo una entrada más en esta página, si me sigues desde hace tiempo te darás cuenta de que nunca hago posts así, sin embargo, es algo sumamente serio que debe dejar de avergonzarnos a las víctimas.
Yo no le conté lo que estaba viviendo en mi relación a NADIE, por miedo a que me juzgaran, a que me vieran como tonta, a que me quisieran sacar de ahí (porque yo quería quedarme), no lo conté porque me daba pena que alguien viera qué tan mal estaba.
Pero ahora puedo decir que cometí un error, estoy completamente segura de que si lo hubiera contado, me hubiera sentido mejor, me hubiera sentido apoyada, escuchada, que era lo único que quería.
Llegué a pensar “bueno, la madre Teresa decía “ama hasta que te duela”, entonces lo estoy haciendo bien, no?” pero NO. El amor no duele. El amor no lastima, no humilla, no controla, no grita, no golpea.
En el mundo hay muchas personas locas, personas narcisistas que su único alimento es la energía, el cariño y la buena fé de las personas. Que no te pase lo que a mí, vete a la primera. Gracias a Dios lo mío fue casi siempre psicológico, pero pudo haber escalado a violencia física y tal vez no podría estar contándolo.
A partir de esta relación comencé a cuestionarme todo. Viví en un limbo, no me conocía a mí misma, era como si alguien más hubiera estado viviendo mi vida por cinco meses, como si hubiera sido una marioneta, y es que lo fui.
Sigue dándome vergüenza haber esperado tanto para irme, pero a la vez me siento orgullosa por haber salido de ahí. Es un proceso y aún sigo aprendiendo, de lo único de lo que estoy segura es de JAMÁS querer volver a algo así.
Ana Gala
Marzo 15, 2:40am, 2023.
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